CAPÍTULO 4
LA CUESTIÓN DEMOCRÁT
ICA
La democracia es un sistema frágil que una
crisis grave puede derribar y que necesita un largo arraigo histórico para
consolidarse La democracia necesita un parlamento
representativo salido de unas elecciones, la separación de los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial, pero necesita también una pluralidad de
concepciones y opiniones antagonistas en la arena política, libertad de prensa,
de medios de opinión, respeto a los derechos individuales, protección de las
minorías ideológicas o de origen. La democracia
parlamentaria, por muy necesaria que sea, es insuficiente. Incluso está en vías
de desvitalizarse allí donde el pensamiento político pierde vigor; hay un gran desinterés ciudadano y una
considerable incapacidad para afrontar los grandes desafíos de la era
planetaria.
Habría que concebir y proponer
las diferentes modalidades de democracia participativa, sobre todo a escala
local. Sería útil despertara los ciudadanos y fomentar su interés, necesario
para la regeneración del pensamiento político, que, a su vez, regeneraría las
vocaciones militantes para hacerse cargo del gran problema La
democracia participativa permitiría discutir, a nivel local, problemas de
interés nacional e incluso planetario. Este tipo de democracia puede ser e!
remedio para las esclerosis e insuficiencias de la democracia representativa.
Pero también comporta ciertos peligros, como la infra rrepresentatividades
CAPÍTULO 5
LA DEMOGRAFÍA
Para Europa una instancia
competente que examinase e! problema delas migraciones, sobre todo en función
de los eventuales aumentos migratorios que el calentamiento climático, las
múltiples perturbaciones debidas al empeoramiento de las condiciones de vida en
las zonas sujetas a la desertificación, la escasez y la contaminación de! agua,
las inundaciones y la más que probable exacerbación de los conflicto actuales (Oréeme
Medio y Asia) provocarán en el futuro. Pero, mientras ese deterioro probable
(pero evitable) no se produzca, convendría abolir las prohibiciones en las
fronteras (lo cual haría desaparecer las mafias que organizan el tráfico
clandestino de personas) y dejar a los seres humanos la libertad de circular que
tan gustosamente se concede las mercancías y a los capitales. Correlativamente,
si los países pobres desarrollaran una agricultura de subsistencia y las
reformas económicas y sociales que propugnamos en este libro, las tasas de
emigración disminuirían progresivamente por sí solas.
CAPÍTULO 6
LOS PUEBLOS
INDÍGENAS
Deberíamos unir la defensa de
estos pueblos raíz a la de los nómadas,roms, saharauis y otros, encajados entre
fronteras artificiales, y ala de las sociedades tribales amenazadas también por
una integracióndesintegradora, la de las pequeñas etnias empujadas a regiones
remotas,desheredadas, forestales o demontaña. En total, trescientos millonesde
seres humanos amenazados en sus culturas y, a menudo, en susvidas.Deberíamos
crear instancias planetarias que pudieran salvaguardara estos pueblos y
sociedades de la humanidad arcaica. Existe unpatrimonio cultural de la
humanidad protegido por la UNESCO, peroel patrimonio cultural no consiste sólo
en monumentos, arquitectura,arte y paisajes, también consiste en la existencia
de las sociedades humanasmadres, ricas en cualidades que nosotros hemos perdido
y quepodríamos y deberíamos recuperar a través de ellas. Su existencia,que es
en sí misma resistencia a la barbarie de la civilización evolucionada,es una
resistencia civilizadora.
CAPÍTULO 7
LA VÍA ECOLÓGICA
El problema de la ciudad ya se
ha abordado desde el punto devista de los transportes y el hábitat. Lo volveremos
a tratar en un capítuloespecífico. Lo que se estudia en este apartado es el
problemade las megalópolis, donde la ciudad como tal se ve asfixiada por unárea
metropolitana informe. Ya hemos hablado de una política dedesobstrucción,
mediante la peatonalización y el desarrollo de transportespúblicos no
contaminantes en los centros urbanos. Cabe añadirque es posible considerar una
desmegalopolización en beneficiode las ciudades medias, y también la repoblación
de los pueblos y aldeas.Los pueblos moribundos pueden revitalizarse mediante la
reincorporaciónde jóvenes y el desarrollo del teletrabajo. Se pone de
manifiestoel problema doble y correlativo de la humanización de las ciudades y
la revitalización del campo que requiere de una política de civilización.La
tendencia a la concentración económica, administrativa, escolar y
sanitaria, inspirada por motivos puramente cuantitativos, debería invertirse.
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